CONCLUSIÓN

La conclusión a la que he llegado sobre este tema es la importancia de este ilustre personaje en la historia. Francisco Núñez Muley, debido a las dificultades que tenía para que aceptasen a su ideología. Este hombre morisco ha peleado literalmente mucho contra la cristiandad por no aceptar las creencias y la forma de vivir de su etnia. Algunos moriscos abandonaron el país expulsados por la cristiandad por no obedecer las leyes que habían entonces. Los expulsaron a países de doctrina musulmana, con pocas esperanzas de volver al lugar donde nacieron. Me a costado bastante encontrar la información, pero con lo único más importante que me quedo es con lo que me he enseñado sobre este personaje.

¿FUÉ INEVITABLE LA EXPULSIÓN?

Si tanto el etnocidio como el genocidio pretenden reducir al Otro a que deje de ser lo que es ---aquélla, quiere que se le aparezca; éste, que desaparezca---, la expulsión, pese a sus dolorosas secuelas de desarraigo, desintegración familiar o muerte, permitió hasta cierto punto la conversación de la identidad y así fue la medida menos dura que podía recaer en los moriscos. Ahora bien, ¿era inevitable adoptarla?
Hacia 1540, el Consejo de la Inquisición advertía que las costumbres de cada nación son muchas y así mismo la de los moros, y es cosa dificultosísima y casi imposible desarraigarlas y hacerlas de todo punto olvidar, por lo que parece que sería mejor no hacer caso de ellas pocas que se ponen en los edictos y hacerlas entender que, si no los castigan, es porque no son ceremonias sino costumbres, excepto cuando contase que se hace con dañada intención.
Los autores de este texto equiparaban la situación de los moriscos a la de los gentiles en la primitiva cristiana, subrayando que, con el paso del tiempo, las costumbres de aquéllos se habían cristianizado. Era un punto de vista compartido por las elites moriscas. En 1566, sostenía Francisco Núñez Muley que los rasgos culturales de los moriscos respondían a particularidades regionales, al igual que las de los cristianos de Jerusalén que nadie pensó reprimir. Hubo pues una línea de pensamiento acorde en unificar ambas culturas enriqueciendo la cristiana con préstamos musulmanes. Pero, en pleno siglo XVI, esta corriente no podía triunfar.

TÉRMINO MORISCO

Para Julio Caro Baroja hay un étimo latino de la palabra morisco (mauriscus o mauricus) y otro griego vulgar (mauriskus), usados para denominar a los moros. Hallo por primera vez la palabra morisco empleada como nombre en 1521.
El texto del 2 de septiembre de 1521 que la menciona es del ayuntamiento de Baza, y prohíbe a los posaderos a vender vino a los moriscos: Hay muchos inconvenientes, acogiéndose en ellos moriscos e en otras personas mal vinientes, donde se emborrachan, riñen y hay cuestiones que los moriscos no entienden en sus haciendas estando todo el día en los bodegones.
Anteriormente se usaba como adjetivo (en 1500 se hablaba sobre los derechos moriscos y en documentos de 1512-1513 de ceremonias moriscas).
El desplazamiento del adjetivo al nombre se efectúa precisamente cuando se advierte que el hecho minoritario no es solo un foco religioso sino algo tan amplio como una civilización distinta. La palabra tiene éxito aunque Nuevamente convertidos y Cristianos nuevos sigan usándose con preferencia hasta 1560, aproximadamente. Morisco se usa en momentos críticos ---por ejemplo: tras la sublevación granadina--- y eclipsa entonces otros términos aunque sin borrarlos del mapa. Nuevamente convertido queda como arcaísmo, mas no Cristiano Nuevo, de uso generalizado entre los eclesiásticos, escépticos de que las conversaciones sean auténticas.

LAS CINCO FASES DE LA EVOLUCIÓN CRISTIANO MORISCO

La primera, de 1500 a 1525, abarca la conversión de los musulmanes castellanos y aragoneses. Los primeros tras la sublevación de los granadinos (1499-1501), descontentos de que no les afectasen las Capitulaciones firmadas cuando la Reconquista. Los segundos, a consecuencia del movimiento argermanado. Quedan comprendidos en el edicto de conversión de 1525 que suprime las diferencias de Estatuto entre mudéjares aragoneses y castellanos.

La segunda fase, de 1525 a 1555, suaviza, mediante indultos, la latente hostilidad entre ambas comunidades. Predicándole el Evangelio y procurando
que olviden sus costumbres, el piadoso cristiano intenta atraerse sin éxito al morisco.

Con la subida al trono de Felipe II, comienza la tercera fase: de 1555 a 1570. La Junta reunida en Madrid en 1566 anuncia que será reprimido en Granada cualquier indicio de simpatía islámica. No es nueva la existencia de un vinculo fraternal, entre moriscos berberiscos y turcos, pero es a mediados del siglo cuando los perspicaces observan que es quinta columna puede socavar los cimientos de su fe. No se desarma a los moriscos granadinos ni a los aragoneses y solo parcialmente a los valencianos; pero a los primeros se les amenaza con la pérdida de su identidad y de su principal fuente productiva, la seda. Se sublevan el 24 de diciembre de 1568 y al cabo de dos años de lucha sin cuartel, se decide erradicarlos y repartirlos por las restantes regiones de la Corona.

Tras este enfrentamiento ya no será posible recuperar esa confianza mutua que aún latía en 1560. Los moriscos viven en continua inquietud dando crédito a los más osados bulos, y los cristianos, aunque crean resuelto el problema con la victoria de Lepanto en 1571, pronto se dan cuenta que la expulsión de los moriscos granadinos no ha cambiado la situación.

En esta cuarta fase, de 1579 a 1582, los protestantes se alían al trío de árabes hostiles a la fe católica. Se multiplican los incidentes entre cristianos y moriscos, la represión se reduce y una Junta reunida en Lisboa propone expulsarlos de España, acuerdo que el Consejo de Estado presenta el 19 de septiembre de 1582.

No se cumple la propuesta, pero ya formulada es un aviso que rondará intimidante en la última fase de las relaciones cristiano-moriscas, de 1582 a 1614. La Paz de Vervins (2-V-1598) con los franceses, la de 1604 con Inglaterra y la de 1609 con las Provincia Unidas, permite disponer de los suficientes hombres para abordar un amplio plan. El mismo día 4 de abril en que se firma la tregua con la Provincias Unidas, ordena Felipe II la expulsión de los moriscos; los valencianos embarcan el 30 de septiembre.

DE LA CONVERSION A LA EXPULSIÓN

Antes de 1500 no había moriscos en España y en 1614 ya han desaparecido de ella, expulsados a países de doctrina musulmana donde al reanudar el contacto con su fe primera, contribuyeron a que España implantase en sus dominios la unidad religiosa.

Eran unos 300.000 los moriscos instalados, preferentemente, en los reinos de Aragón, Valencia y Granada y, en menos proporción en las dos Castillas, Extremadura y Cataluña.

El morisco es compacto aunque acuse a diferencias derivadas de la forma que se verificó la Reconquista. Así, al convertirse al catolicismo los mudéjares de Aragón y Castilla, ya saben lo que supone ser minoría en un medio religioso mayoritario y distinto, pero lo ignoran los granadinos y los valencianos porque si bien Valencia fue plenamente reconquistada en el siglo XIII, hasta la primera mitad del XV registra predominio musulmán.

LOS ARGUMENTOS DEL MEMORIAL

I) Los moriscos son los habitantes ‘naturales’ del reino de Granada.

II) Las prohibiciones rompen un pacto anterior (los moriscos no se rebelan contra el rey sino a favor de lo que ha firmado previamente y consideran ‘sagrado’).

III) Las costumbres que se prohíben son ‘culturales (‘de provincia’)’.

IV) Son tradiciones no religiosas (‘el hábito no hace al monje’, dice). Ni los baños públicos ni las zambras tienen que ver con el Islam.


V) Producirán una merma económica considerable y una ruina para los artesanos que producen vestidos y joyas ‘a la morisca’.

VI) Los baños son una cuestión de higiene (limpieza de los cuerpos).


VII) Del mismo modo es una cuestión de higiene el uso de la alheña (la jenna: “costumbre para limpiarse la cabeza”).

VIII) El velo (por cierto, una costumbre compartida con las cristianas) es para proteger la mujer y no ‘dar ocasión a que los hombre vengan a pecar’.


IX) La desaparición de los apellidos y su transformación rompe los linajes y la forma de conocerse.

X) Finalmente, los gacis y los esclavos negros, le hacen exclamar como miembro de la nobleza: “¿han de ser todos iguales?”


Francisco Núñez Muley utiliza en ciertos momentos una estrategia de desprestigio irónica.

- Contra la prohibición del velo: “Y por el consiguiente las feas no habrá quien se quiera casar con ellas”

- Contra la prohibición de los sobre nombres antiguos: “que aumentan el poder y el sobrenombre de los reyes y conquistadores que los vencieron”.

- Contra la prohibición de los baños donde comenta que la prohibición en Castilla “se quitaron porque debilitaban las fuerzas y los ánimos de los hombres para la guerra”, cosa que no es necesaria en Granada ya que ellos no piensan rebelarse contra nadie (“los naturales de este reino no han de pelear”)


El memorial no tuvo ningún efecto y los moriscos se sublevaron contra estas medidas comenzando la guerra de las Alpujarras que acabó en la primera expulsión de los moriscos del reino de Granada y en la repoblación que deseaban los funcionarios miembros de la audiencia y la Chanchichería de Granada.

MEMORIAL


Francisco Núñez Muley defiende los intereses de los moriscos como grupo y los de su clase social como noble (prohibición de tener esclavos).
Utiliza unos argumentos jurídicos (violación de capitulaciones previamente pactadas) y naturales (de tipo etnológico y médico) perfectamente ‘modernos’, es decir, adecuados a la nueva mentalidad humanista de las personas a las que se dirige, los miembros de la Audiencia granadina.

SU VIDA

Francisco Núñez Muley (Granada 14…-15…) España.

Es un aristócrata que pertenece a la familia real granadina y (parece ser, según últimas investigaciones) a la familia real meriní de Marruecos (razón por la cual esta familia no ha podido emigrar ya que su clan está perseguido por los actuales gobernantes wattasíes y saadíes).

Francisco Núñez Muley es un anciano culto, rico y poderoso (la comunidad morisca lo reconoce como uno de sus líderes). Los escasos datos de su biografía nos llegan a través del propio Memorial donde afirma haber sido paje

del arzobispo Talavera durante tres años alrededor de 1502. En 1513 Francisco Núñez Muley se entrevistó con el Rey Fernando el Católico: <>.

Oficialmente es cristiano desde los primeros tiempos del arzobispo Talavera. Y mantuvo después una posición de relevancia dentro de la comunidad morisca, siendo recaudador de impuestos.

El Memorial de Francisco Núñez Muley es una petición dirigida a las instituciones cristianas de Granada para que retirasen la prohibición impuesta a los moriscos de hablar en su lengua, vestir sus trajes típicos y festejar con música propia cualquier acontecimiento.

Francisco Núñez Muley ocupó un puesto de referencia en la sociedad morisca del siglo XVI y parece que provenía de una familia noble de Marruecos. Su Memorial significo el inicio de la rebelión de los moriscos de la Alpujarra, y es un texto de referencia para comprender los conflictos entre el mundo islámico y el cristiano tras la conquista de Granada por los últimos.

INTRODUCCIÓN

El tema del que voy a hablar en mi trabajo monográfico es de un personaje llamado don Francisco Núñez Muley perteneciente a la comunidad morisca, que vivió durante los siglos XV-XVI en la época de los Reyes Católicos. Época en la cual en España se produjo la expulsión de los musulmanes que habían vivido en España desde el año 711.